martes, 5 de mayo de 2009

Nigger


Me gusta el insulto de ser llamado negro
Suena a tiempo, herida, látigo y cadena
Suena a esclavitud, poder, injusticia y dinero
Todas las nobles características del poderoso, capitalista y católico supuesto blanco.
Cada “negro” que sale de su boca es otro golpe a su civilidad echada a menos.

Sin embargo me gusta el insulto recibido
Suena puro, prístino, dolido y figurado
Suena a continente, exilio, baile y sida
Como resaltando el miedo a la fuerza de una historia que los hunde en su antropología
Occidental, nada étnica. Machucada a punta de olvidos, vanidades y monedas.

Cada vez que me dicen “negro” es para herirme,
Injuriarme, minimizarme, ofenderme, “ubicarme”
Chuchearme, enlodarme, putearme, negrearme
Porque me han dejado de querer momentáneamente en un noche cristalina
Arrasada en su buen nombre, buen color, buen aliento, buen olor.

Sin embargo yo pienso en dolor, fiesta, martillo, reggaetón, brujería, príapos,
Machismo, verde, pobreza, vea, ignorancia, Estupiñán, homofobia, sexo…
Pienso en que negro, pese a todo, me hace único en un mar de no lugares sin marcas.

1 comentario:

  1. Nigger y queer. No hay combinación más perfecta para la injuria. Esa injuria dolorosa que imprime la sociedad heteronormativa. El rechazo es terrible pero sana cuando hay alguien que te ama, alguien que hace latir tu corazón, alguien que latiguea el dolor, ese blanco que ya no te hace sufrir sino que te hace feliz.

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