domingo, 10 de mayo de 2009

Salat


Declaro mi intención de ser homosexual.

Alá es el más grande.

Gloria a ti, oh Alá.
Tuyo es el perdón, bendito sea tu nombre ensalzado en el hombre que amo.
Y no hay otro Dios, sino Tú o él.
Busco refugio en Alá ante el cáncer de la sharia.
En el nombre de Alá busco la indulgencia ante el placer de la carne.

Busco refugio y protección en Alá,
ante el “Satanás” de los hombres que se atreven a amar a otros hombres.
En el nombre de Alá, el Clemente, el Misericordioso.
Él, que quizá sintió también el toque candente en la espalda por un pecho velludo.
La alabanza sea para Alá, Señor de los Mundos y de los Falos.
Porque si Él destinó mi vida, entre Sus planes estuvo mi lavat.
Dueño de la horca con la que me estrujan, los hijos de Cahors sólo a Ti adoramos
Y sólo a Ti imploramos ayuda.
Dirígenos por el camino del exilio, que aunque doloroso, es la única esperanza,
Camino de los sobrevivientes frente a la ira de los extraviados por Ti.

Busco refugio y protección en Alá, temo al mulá lapidario.
En el nombre de Alá, el Clemente, el Misericordioso.
Él y yo somos Uno y, al igual que Él, no he engendrado ni he sido engendrado,
Porque mi padre me rechaza ante el dolor de la vergüenza.
Busco refugio y protección en Alá, temo al mulá lapidario.
En el nombre de Alá, el Clemente, el Misericordioso.
Me refugio en Abdullah, en Dirk, en Mohammad, en Imran, en Steven,
Del mal de la insinuación y de la injuria, del que se escabulle en el armario…

Alá es el más grande de todos, no temo al sol de tu desierto.

Alá acepta el hedor del oro negro ¿cómo negar el sexo que me inflama?

Alá es el más grande de todos, jamás sentí más horrenda tu presencia.

Alá es el más grande de todos, mas otros se toman tu nombre para odiarme.

A Alá sea dada toda piedra, toda horca y todo dolor.
Los petroeuros sean contigo, oh profeta
y el uranio enriquecido de Alá y sus bendiciones a la yihad.
Que la paz no sea con nosostros ni con todos los “virtuosos” siervos.
Doy testimonio de que no hay más Dios que Alá, pero él me ha olvidado.
De ello da testimonio Muhamad, Su siervo y Su enviado, Su jinete y Su látigo, Su horror y Su Occidente.

Oh, Alá. No ensalces a nuestros profetas ni a sus familias,
como ensalzaste a Ibrahim en el Corán.
Pero bendice a nuestros profetas y a sus familias,
Como bendeciste a Ibrahim en el Corán. Mi vida depende de ello.

Que ni la paz ni la misericordia de Alá estén con nosotros.

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